Buscando estereotipos

viernes, 7 de diciembre de 2007


Una de las actividades más interesantes que podemos realizar en clase con alumnas y alumnos es explorar estereotipos relativos a lo masculino y lo femenino y descubrir cómo éstos ayudan a perpetuar las desigualdades entre géneros y cómo condicionan a hombres y mujeres a amoldarse a patrones sociales preestablecidos.

Para que el alumnado detecte con más facilidad estos modelos suelo pedirles que identifiquen rasgos, características que resultarían "inapropiados" o "mal vistos" en hombres - por un lado- y en mujeres, por otro. Mediante una "Tormenta de Ideas" se recoge todo tipo de propuestas que en una segunda fase serán comentadas, debatidas y aprobadas o rechazadas del listado definitivo.

Es importante evitar que el segundo listado creado se limite a ser una réplica de pares opuestos respecto al primero (si en el primero se propuso la sensibilidad en el segundo se sugiere la insensibilidad). Por ello es fundamental el comentar cada rasgo propuesto, matizarlo, buscar ejemplos...

A lo largo de dicho proceso , alumnos y alumnas toman conciencia del peso que dichos estereotipos tienen en nuestras propias expectativas respecto a nosotros mismos y respecto al resto de mujeres y hombres que forman nuestro entorno social.

Cuando ya hemos alcanzado un cierto grado de concienciación les doy un empujoncito más: ¿Qué podemos ganar acabando con estos "clichés" y las desigualdades qué perpetúan?

La pregunta tiene algo de trampa, pues la tendencia es a responder desde el punto de vista femenino y yo suelo devolverles la pelota: ¿y los hombres no tienen nada que ganar?

Finalmente, si la suerte nos ha acompañado, la mayoría de la clase habrá comprendido que el problema compete a todas las personas, que en un reparto desigual puede que te toque mucho, pero también puede que te toque "demasiado" y que la igualdad de oportunidades genera una sociedad más justa y un mayor bienestar para las mujeres y también para los hombres.

No es poco.

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